Hay varias rutas de senderismo que, desde distintos puntos de origen, tienen como destino el paraje natural conocido como las Tuerces, muy cerca de Aguilar de Campoo.
Este paraje tiene como aliciente el espectacular paisaje que ha creado la naturaleza a base de viento y agua golpeando sobre las piedras calizas. No es muy grande, pero suficiente como para desorientarte si no estás ojo avizor, pues hay sendas entre la maleza que termina en una suerte de precipicio y has de volver sobre tus pasos,
No voy a describir la ruta, ya que hay varias páginas dedicadas al efecto, sino que me centraré en nuestra experiencia reciente al recorrer una de las rutas, la denominada "Roja" que parte del pueblo de Mave. La escogimos ya que, bien a la ida o bien a la vuelta, se puede parar a ver la iglesia de Santa María de Mave. Se puede visitar por dentro si llamas a un móvil que hay en la puerta, a los pocos minutos viene un señor para facilitarte la entrada.
En el punto de salida de la ruta (ya pasado el pueblo de Mave), hay un pequeño aparcamiento para dejar el coche con comodidad. Ahí empieza el camino que lleva a la Horadara, primer punto interesante de la ruta.
Mi recomendación es armarse de paciencia, ya que las marcas rojas que se supone que señalan el camino, están en un estado muy deficiente. Son escasas o bien se han borrado en todo o en parte. Es verdad que al poco te das cuenta que por ahí no era, pero eso no resulta nunca muy agradable.
Hay un punto clave pasado la Horadada en la que te despistas seguro, pues el camino llama claramente a seguir recto, sin embargo habría que coger una desviación a la izquierda para ir bordeando el cañon. La marca está escondida por un arbusto y, sencillamente, no se ve. Luego nos dimos cuenta ya que al regreso, de manera totalmente fortuita, volvimos por el camino que se suponía correcto.
No tiene mucha importancia, pues el camino que sigue recto se adentra en terrenos de labor y entronca con otro camino vecinal que termina en Villaescusa de las Torres, lugar donde inicia la ascensión a las Tuerces.
Tampoco es que en Villaescusa haya facilidades para encontrar el punto para atacar al subida, pero con ayuda de algún lugareño se logra el objetivo. A partir de ahí, no hay pérdida pues es subir y subir por las típicas zetas hasta alcanzar la cima, donde encontramos las Tuerces.
Ahora voy a contar cómo volvimos por el camino correcto ayudados por la suerte.
La vuelta parecía fácil, y así fue durante la primera parte, ya que la bajada era sí o sí, y a partir de Villaescusa también nos acordábamos. Lo bueno es que tomamos la primera desviación a la derecha, tampoco señalizada, pero resultó que era la buena. Llegamos a la Horadada bordeando la preciosidad del cañon y a partir de ahí todo estaba hecho.
Nos han asegurado que van a señalizar de nuevo las rutas, y no lo dudo de vaya a ser así, pero mientras tanto, tomad precauciones, id con tiempo suficiente y un poco de paciencia porque, en cualquier caso, siempre se llega y, por último, no dejéis de ir porque merece francamente la pena.
Carletto