Una de las ventajas de que la televisión actual tenga tantos
canales es que puedes encontrarte con películas de hace bastante tiempo y que
en su día causaron bastante revuelo. Claro que el toparse con ellas suele ser
por casualidad, pues ver con anterioridad la programación no deja de ser
tedioso y aburrido.
El hecho es que, hace poco, tuve la oportunidad de ver
"Tristana". Película de Luis Buñuel de 1970 y basada en la novela
homónima de Benito Pérez Galdós. Mi memoria rehúye decirme si ya la había visto
con anterioridad, y para mis ojos resultó tremendamente novedosa.
No pretendo hacer una crítica exhaustiva de una película
realizada por una de nuestras vacas sagradas, pero sí voy a mencionar aquellos
aspectos que más me llamaron la atención.
Empezaré diciendo que siempre que se intenta condensar una
historia en apenas 90 minutos de metraje, el director/guionista ha de centrarse
en aquellos aspectos que considera vitales para que el argumento sea
interesante e inteligible. Obviamente deja huecos temporales que el espectador
irá rellenando con su imaginación y su buen entender. El meollo está en que si
los huecos no están bien medidos, se corre el riesgo de que la audiencia se
pierda y termine por no entender parte o toda la película.
Otro de los riesgos es que haya demasiadas
alegorías, porque estoy seguro de que buena parte de ellas no serán percibidas
por el espectador y por lo tanto, el haberlas usado no tendrá sino la belleza
del acto inútil, pues sólo el director y algunos allegados lo entenderán.
Dicho esto, Tristana peca de ambos defectos. Primero porque
el espacio temporal no queda claro. Unas veces da la impresión que todo sucede
en unos pocos años, y otras veces parece que pasan muchos más desde que el
protagonista recoge a la niña huérfana y desvalida hasta que ésta se hace una
mujer hecha y derecha. Claro que si esto es así, el único que parece envejecer
es Don Lope, porque el resto de los personajes se mantienen como si hubieran
hecho un pacto con el diablo. Sobre todo Saturno, hijo de la sirvienta de Don
Lope. Personaje éste que representa a un adolescente, y que como tal debería de
cambiar profundamente, pero que sin embargo en la película se mantiene con el
mismo aspecto desde principio hasta el final.
A mi modo de ver otro de los defectos en los
cae el film es que se producen ciertos anacronismos. Al principio se habla de
duelos a primera sangre, pero esto no casa con los trajes y costumbres que
podemos ver en la pantalla y que son de
una época muy posterior a dichos duelos.
En cuanto a las alegorías, la película está llena de ellas y,
aún estando seguro de que por un lado muchas se me escapan y que por otro mi
interpretación no sea la correcta, me voy a atrever a describir algunas.
.- Don Lope representa una España vieja y caduca, pero que lucha por sentirse viva, la de los
hidalgos, que no tenían otra cosa sino honor, y que aún pasando muchos apuros
económicos lo tenían a mucha honra, pues ni trabajaban ni querían
hacerlo. El dinero lo consideraban sólo
un mal necesario y ni siquiera cuando lo hereda Don Lope lo da mayor
importancia.
.- Tristana (triste Ana), nunca un nombre fue mejor escogido
pues difícilmente se verá a la protagonista feliz o alegre, aunque representa la
renovación, la libertad, la nueva sangre que regenerará la sociedad rompiendo
para ello algunas convenciones sociales. Sin embargo, en la película se ve cómo
termina convirtiéndose en lo que ella aborrecía. Curiosa paradoja, quizá por ello esté siempre triste.
.- Las zapatillas de Don Lope que tira Tristana a la basura, que no
significa sino el desembarazarse de su hasta ahora protector. Los paseos arriba
y abajo de Trsitana en el pasillo, como un reloj de péndulo marcando los segundos que le
faltan a Don Lope para irse definitívamente, y así tantos otros.
Interesante sería saber por qué el director hace que haya
tantas escenas en las que Tristana aparece comiendo; que si unas migas, que si
unos garbanzos, que si unas acelgas, en fin, esto lo vamos a dejar como un
interrogante.
El reparto es francamente bueno con la excepción de un joven
Franco Nero que hace un papel horrible con total falta de credibilidad. Los
exteriores son inmejorables y resulta curioso cómo algún comercio de la ciudad
sale en la película tal cual, tanto con su nombre real como con el aspecto que
tenía en 1970. Me refiero a la confitería de Santo Tomé, la más famosa de la
ciudad de Toledo.
En resumen, aunque no resulta ahora tan rompedora como
cuando se estrenó, merece la pena acercarse a la misma, claro que debemos hacerlo
con la mente y la imaginación muy
abiertas para ver más allá de lo que a primera vista se nos cuenta, porque de lo que
podéis estar seguros es de que Buñuel no dejaba nada al azar. Cada cosa que
vemos u oímos tiene su razón de ser.
¡Qué la disfrutéis!
Carletto
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarDecía que es una buena reseña. Yo leí el libro a escondidas de mi padre, con quien, sin embargo, había visto la película en un ciclo de Buñuel que emitieron por TV. Él iba explicándome muchas cosas que me sirvieron para comprender la película entonces y cuando la volví a ver hace unos años. Arantza
ResponderEliminarGracias Arantza!
EliminarComo digo no he leído el libro pero me temo que Buñuel se tomó muchas libertades a la hora de realizar la película. Claro que cada uno dejamos nuestra impronta en lo que hacemos, salvo que sea una copia 1 a 1.
Ciao,
Carletto
Recuerdo que la vi hace mucho tiempo, y a pesar de que el recuerdo es borroso, al leer tu reseña he compartido varias de esas sensaciones. El desconcierto temporal, el simbolismo, y también su poderosa efectividad visual: las calles de Toledo, la atmósfera enrarecida...
ResponderEliminarUna entrada interesante como todas las tuyas. ¡Saludos!
A pesar del tiempo que dices que ha pasado desde que la viste, estoy seguro de que lo esencial permanece en tu memoria, pero te recomiendo volverla a ver, estando atenta a los detalles. A mí siempre me pasa, si es una buena película, la segunda vez que la veo, encuentro nuevas perspectivas y detalles que la hacen aún más atractiva y entretenida.
EliminarGracias por tus palabras y, atenta a mi próxima entrada, seguro que te vas a reir.
Ciao,
Carletto