Cuando escribí la leyenda del puente San Martín de Toledo mencioné que cada rincón de la ciudad cuenta con la suya propia. En este caso la historia se centra en la calle del Pozo Amargo, calle que debe su nombre a un pozo situado en un pequeño ensanchamiento de la misma.
Creo que este pequeño rincón no está entre los más visitados de la ciudad y la historia que os voy a relatar no es conocida salvo por muy pocos, de otro modo los herrajes del pozo estarían llenos de candados como he visto en otros muchos sitios románticos de cualquier ciudad del mundo.
Muy conocidas son las historias de Romeo y Julieta, Calixto y Melibea o los amantes de Teruel, me pregunto por qué la historia de estos dos jóvenes amantes ha pasado tan desapercibida.
Estamos en el siglo X, en esta época Toledo estaba poblada por judíos, árabes y cristianos, los cuales convivían con más o menos tolerancia, haciendo cada uno sus tareas pero mezclándose lo menos posible. El pozo, motivo de esta historia, no estaba situado en medio de la plazoleta actual sino que era el centro de un jardín perteneciente a la casa del judío Levi, persona acaudalada e influyente en los círculos sociales de la capital.
Levi era viudo y tenía una hija, Raquel, de 16 años que de manera imperceptible había dejado
ya a un lado la niñez para abrirse a la vida y al amor. Esto era patente para todos excepto para su padre que aún la consideraba una niña.
Raquel se asomaba con frecuencia a la ventana de su habitación, hecho por el cual conoció a un joven, cuyo nombre no lo reflejan las crónicas, pero que se enamoró perdídamente de Raquel. Ni qué decir tiene que ésta le correspondía.
El romance iba prosperando y cada noche se citaban los amantes en el jardín de Raquel, jurándose amor eterno junto al brocal del pozo. El tiempo iba pasando y todo parecía de color de rosa para la pareja, pero he aquí que un buen día fue a visitar a Levi su buen amigo Rubén para tratar asuntos de negocios. Ya casi se marchaba cuando éste le dijo a Levi:
- No comprendo cómo dejas a tu hija ser cortejada por un cristiano.
Levi se quedó de piedra, pues no estaba al tanto del asunto. Rubén le dio pelos y señales de la relación entre Raquel y el cristiano pues era la comidilla de todo el barrio judío. Levi entonces, fuera de sí, decidió poner fin a esa relación y la siguiente noche se ocultó entre los arbustos esperando al joven. En breve apareció éste, Levi se abalanzó sobre el él y hubo una terrible lucha. Cuando, como cada noche, Raquel se dirigía al pozo, vio un bulto en el suelo y una sombra que huía a toda prisa. El bulto no era otro que su enamorado, muerto a manos de su padre.
A partir de entonces la melancolía hizo presa en Raquel, no haciendo otra cosa sino bajar a cada momento al pozo para sentir que estaba cerca de su enamorado. Una noche de luna clara se asomó al brocal y entre los reflejos del agua le pareció ver la cara de su amado que, con la mano, le hacía gestos para que se reuniera con él. Ella, loca de amor, no lo dudó un instante y se lanzó en su busca pereciendo ahogada. A partir de entonces el pozo que otrora fuera famoso por sus aguas puras y cristalinas se tornó en un "Pozo Amargo", quizá por las lágrimas que Raquel había vertido por su amado o quizá por las de su padre, que las derramaba cada tarde por haber perdido a su hija para siempre.
Como todas las leyendas no se puede asegurar que sucediera realmente, pero así me lo contaron y así os lo he contado yo.
Espero que os haya gustado.
Carletto
¿No es una suerte enorme vivir en Toledo? O al menos cerca de Toledo. Me alegro de que el lugar sea poco conocido porque lo de los candados es una auténtica plaga, peor que la de las termitas. La historia la había oído o quizá otra parecida, pero me ha gustado recordarla, igual que me gustan siempre tus dibujos...
ResponderEliminarGracias Marisa,
ResponderEliminarComo buena conocedora de Toledo y de sus historias es difícil sorprenderte.
Al ser una leyenda que hasta ahora se ha transmitido oralmente, seguro que hay más de una versión. De la que yo cuento lo que más me aombra es que el nombre del caballero haya quedado en el olvido, me pregunto por qué :-))))
Gracias por pasarte por mi rincón.
Ciao,
Carletto