Escribiendo en un blog parece normal que eche una ojeada a
otros blogs de vez en cuando. En uno de ellos he visto una entrada relativa a la
"caligrafía". La autora lo
escribe a cuenta de la noticia de que en Finlandia van a suprimir, o lo dejarán
en una segunda prioridad, la enseñanza de la caligrafía.
Seguro que hay mucha gente que estará a favor y también
mucha otra que estará en contra. No quiero entrar en polémicas pero, por si os
encontráis por casualidad la entrada a la que me estoy refiriendo, os puedo
ahorrar su lectura, pues su defensa de la caligrafía se basa en dos argumentos:
1.- Que nuestros mayores tenían una letra muy bonita porque
habían estudiado cuidadosamente caligrafía.
2.- Se preguntaba a qué se iban a dedicar los grafólogos, si
la gente dejaba de escribir de su puño y letra.
A nivel personal siempre me estoy haciendo preguntas. Una de
ellas es cómo reconocer que me he vuelto viejo. La respuesta, si del físico
hablamos, la descubrí relativamente en
poco tiempo y, aunque suene a risa, será cuando no pueda ponerme los calcetines
de pie. No voy a dar la explicación a esta conclusión pues, si lo pensáis un
poco, llegará por sí sola.
En cuanto al intelecto, me costó un poco más. Se podría
decir que es cuando la memoria empieza a fallar, o cuando nos
cueste seguir un razonamiento relativamente sencillo, o bien cuando tengamos
dificultades para hacer cálculos mentales. Sin embargo, la conclusión a la que
he llegado es un poco distinta y tiene que ver con el artículo al que he hecho
referencia. Mi respuesta es que me habré
vuelto viejo de alma "Cuando piense
que todo lo pasado fue mejor".
Las consecuencias de la supresión de la caligrafía como
ahora la entendemos no se verán sino en la siguiente generación, pero de lo que
estamos seguros es de que dicha generación ha de aprender las herramientas
imprescindibles para poder desarrollarse con desenvoltura en el medio que les
tocará vivir, tanto profesional como personalmente. Encastillarse diciendo que
es una barbaridad dejar de aprender caligrafía pensando que siempre se ha hecho
así, creo que es un síntoma inequívoco de que la ancianidad está llamando a tu
puerta. No importa la edad, tu intelecto ha dejado de estar abierto a cosas
nuevas.
Por poner un ejemplo, ¿Qué habría pasado si se hubiera desdeñado
la imprenta diciendo que siempre se habían copiado los libros a mano? Nunca lo
sabremos, pero lo que sí sabemos es que la humanidad se ha movido y progresado
provocando cambios que, en su momento, parecían fuera de razón, pero que al
final se ha visto que no era así.
Ni qué decir tiene que dejaré de visitar el blog que ha
suscitado esta reflexión. Quiero creer que aún tengo interés por los cambios y también
por lo que me depara el futuro (a pesar de que reconozco que soy un nostálgico
empedernido).
Carletto