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jueves, 24 de octubre de 2013

El Club de lectura del final de tu vida



Si tenemos en cuenta que en Estados Unidos se publican alrededor de medio millón de títulos al año, el hecho de que uno de ellos destaque lo suficiente como para que sea objeto de atención del público americano y para que, además, dé el salto para ser traducido y publicado en España, creo que es suficiente tarjeta de presentación para que se considere una obra a tener en cuenta. Bien es verdad que no siempre estas credenciales son suficientes para que al final resulte ser un gran libro.


Mi relación con la lectura es una historia de amor-odio, con grandes etapas en las que devoro libros y otras en las que el hastío me hace que me olvide de ellos. Hace poco salí de una de las etapas en las que los libros no me llamaban la atención, pero como por arte de magia, he tenido la suerte de toparme con ejemplares de los que se podría denominar “que merecen la pena”. No cabe duda de que un libro no resulta igual en una etapa u otra del desarrollo personal de cada cual, pero esta vez he encontrado libros que han despertado mi interés y mi curiosidad a partes iguales, con resultados satisfactorios en todos los casos, obviamente, después de su lectura.

Hoy me gustaría hablar de uno que he leído recientemente, y que después de tomarme un tiempo prudente para reflexionar sobre el mismo, me he decidido a escribir sobre él. Me refiero a “El Club de lectura del final de tu vida” obra de Will Schwalbe, publicada en España por RBA en el año en el que nos encontramos, esto es, el 2013.

Tengo que confesar que el concepto “Club de lectura” se me escapaba antes de leer este libro porque no lo había oído con anterioridad. Para los que como yo aún no se hayan topado con este concepto, les diré que básicamente consiste en que un grupo de forofos lectores deciden leer al tiempo una determinada obra para luego comentarla en una reunión conjunta. Me imagino que en la reunión habrá sobre la mesa algo más que el libro en cuestión, seguro que también hay algunas viandas para que la tertulia resulte totalmente redonda, pero este detalle reconozco que es de mi pura cosecha.

Este libro no es una novela sino que relata una serie de hechos que le sucedieron al autor. Lo que haya de verdad o de fábula, no puedo decirlo, pero eso no desmerece en absoluto el relato.

A primera vista describe la relación que se establece entre un hijo (el autor) y su madre en la última etapa de la vida de ésta. Forman un club de lectura de sólo dos miembros pero con tan alta calidad intelectual que resulta sorprendente lo que el autor nos cuenta. Con la excusa del club y de una no desdeñable cantidad de libros que los protagonistas comentan, el autor narra de forma apasionante la vida de su madre, sus anécdotas, sus ilusiones, sus objetivos, sus preocupaciones, sus miedos y su fe, haciendo referencia tanto al pasado como al presente y, por supuesto, al futuro. W. Schwalbe lo narra con gran naturalidad, sin entrar en gazmoñerías y con un lenguaje cercano y amable que hace que cada página se lea con emoción y con deseos de leer la siguiente. Yo recomendaría que este libro se degustara poco a poco, porque cada pensamiento que vierte en sus páginas es digno de ser analizado y digerido con tiempo, pero confieso que me dejé llevar por el entusiasmo de su lectura y me duró apenas unos días entre las manos, aunque los recuerdos de sus líneas creo que permanecerán largo tiempo en mi memoria.

Creo que es un libro que requiere un cierto nivel de madurez para leerlo, porque aunque se ve como muy cercano a la vida de cada cual, está lleno de matices, de ideas, de valores, tocando además un tema complejo que a ciertas personas les puede parecer duro. A otras les traerá muchos recuerdos, muchas emociones y muchas vivencias. Por extraño que parezca, yo diría que se trata de un canto a la vida, a la aceptación de lo que somos y también a lo que podremos lograr con optimismo y con voluntad. Si se lee el libro se entenderán mis palabras.

Quiero traer a colación un breve texto que un día leí en uno de los libros de otro autor, Christopher Morley, creo que “La librería encantada”:

“No soy un negociante, sino un especialista en ajustar cada libro a una necesidad humana. Un libro que para mí es bueno a usted podría parecerle una porquería. Mi gran placer es prescribir libros para todos los pacientes deseosos de contarme sus síntomas. Algunas personas han permitido que sus facultades lectoras hayan decaído tanto que lo único que puedo hacer es colgarles un letrero que diga Post Mortem. Aun así, muchos tienen todavía la posibilidad de recibir tratamiento. No hay más agradecido que una persona a quien le has recomendado el libro que su alma necesitaba sin saberlo”

Ni qué decir tiene que yo no soy librero pero me atrevo a recomendaros este libro en la esperanza que os haga disfrutar tanto como disfruté yo.

Carletto

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