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martes, 4 de marzo de 2014

Puente de San Martín (Toledo)

Esta maravilla es uno de los emblemas de la ciudad de Toledo, y también uno de los pocos accesos por el que se puede franquear la barrera natural que supone el río Tajo. Data del siglo XIV, es decir de mil trescientos y pico y a pesar de los muchos años y de los malos cuidados aún sigue en pie.

Aún recuerdo cómo pasaban los autobuses urbanos con precisión milimétrica por sus puertas. El arquitecto las diseñó para dificultar el acceso a los invasores, pero no para que fueran cauce de los actuales medios de transporte. Luego alguien se dio cuenta de que peligraba la integridad de construcción tan antigua y, afortunádamente, se hizo otro puente en las inmediaciones que es capaz de soportar el tráfico rodado.

Este puente ha sido y será dibujado, pintado y fotografiado millones de veces, y mi modesta contribución, hecha desde un ángulo poco común, no hace sino engordar ese número, pero lo que quizá no sepáis es la leyenda que rodea esta obra. La versión que paso a relatar puede que no sea la original pero la transmito tal y como me fue dada a conocer hace muchos, muchos años.

Como he dicho el puente se construyó a finales del siglo XIV, pero tiene la particularidad de que se construyó dos veces y ello fue debido gracias al amor de una mujer.

Nada hacía presagiar una desgracia pues las obras avanzaban a buen ritmo, pero cada día que pasaba el arquitecto encargado de la construcción se volvía más y más taciturno, mostrando un aire a la vez preocupado y distraído. Después de no pocas jornadas y estando ya cercana la fecha de la inauguración, le confesó el secreto a su mujer. Le dijo que se había equivocado en los cálculos y que una vez puesta la piedra clave del arco central, y quitado el armazón de madera que servía como base a la obra, el puente se vendría abajo.

La mujer se dio cuenta de que la fama conseguida por su marido con tanto esfuerzo iba a quedar hecha añicos en un abrir y cerrar de ojos, de modo que sin temor a las consecuencias y, amparada por las sombras de la noche, se dirigió hacia el puente y prendió fuego a todo el maderamen, con el tiempo suficiente para huir sin ser vista. Tal y como había previsto el arquitecto, toda la obra se vino abajo. Por fortuna para nosotros, que podemos contemplar esta maravilla, la decisión del preboste que había encargado la obra no fue sino la de volver a empezar a toda prisa, pues la ciudad de Toledo necesitaba este puente. Ni qué decir tiene que esta vez el arquitecto hizo bien los cálculos.

Según cuentan las crónicas, la mujer confesó su pecado, el cual le fue perdonado, reconociendo su valentía y arrojo debidos al amor por su marido. Dicen que el rostro que se ve en una de las piedras del arco central corresponde a esta mujer. Dejó así el arquitecto muestra de su gratitud hacia la mujer que le había salvado del desprecio y del deshonor. Si vais a Toledo y visitáis este puente no dejéis de buscar la cara de mujer tan decidida y valiente.

Carletto


4 comentarios:

  1. Me quedo con las ganas de saber cuál es esa otra imagen! Precioso dibujo y gracias por el comentario en mi blog, Carletto :)))

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  2. Increíble, no se cómo has llegado a mi blog. Esto de la tecnología cada vez me impresiona más :-)))))))

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  3. Tú me dejas con la duda de la imagen y yo te dejo con la duda de cómo te he encotrado... En realidad es muy fácil, basta con pinchar en la imagen de tu perfil ;) tengo la mala costumbre de ser muy curiosa. Espero que no te haya importado :) Un saludo!

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  4. No no, en absoluto! Gracias a ello he aprendido una cosa nueva.
    Ciao!

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