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jueves, 23 de mayo de 2013

La chasca



Este artículo traerá viejos recuerdos a alguno de vosotros, y otros aprenderán un poco de nuestro pasado. Espero que os guste.
 
Voy a hablar de un elemento que era muy frecuente en las aulas de antaño y que hoy en día sería difícil de encontrar si no es en un anticuario o un coleccionista. Me refiero a “La chasca”. 


A decir verdad no estoy seguro de si el diccionario de la Real Academia lo admite en los términos a los que me voy a referir, pero os aseguro que era uno de los utensilios más comunes en las aulas de hace no pocos años.

Entonces no era consciente, pero ahora me doy cuenta que significaba algo así como el cetro para reyes y emperadores. Sólo el maestro o profesor tenía una, y con ella impartía justicia y castigo, todos temblábamos al escuchar su sonido tanto si era de aprobación como de reprobación. Tan pronto escuchabas un golpe que significaba que habías contestado bien, como dos que era todo lo contrario. Si veías que apuntaba en tu dirección sólo podía suponer que ahora eras tú el protagonista de los próximos minutos y percibías el suspiro de alivio de tus compañeros porque esta vez se habían librado. Si habías hecho alguna trastada puede que probaras el sabor de su madera.

Para describirla diría que “La chasca” es una herramienta de madera compuesta de dos partes, una de ellas más gruesa y de unos 25 ó 30 cm. de longitud, y que normalmente está finamente torneada. La otra es significativamente más fina y corta, unida a la primera por una goma elástica lo que permite un movimiento de pinza. Cuando, después de haber separado la parte pequeña,  ésta se suelta  de golpe, se produce un chasquido seco, similar a cuando rompemos una rama seca en el bosque,  de ahí su nombre.

No pocas veces se ha estrellado en la cabeza de algún desdichado como parte de un castigo, y se podría decir que algún chichón llevó su nombre, pero la cosa nunca llegó a mayores (al menos que yo sepa).

Obviamente los tiempos han cambiado y un objeto así en las aulas de hoy en día sería impensable, pero me pregunto si no lo echan de menos algunos de los docentes actuales.

No me acuerdo de otras cosas, pero si pienso en este instrumento lo hago con una sonrisa y me acuerdo de la satisfacción que producía cuando sólo oías un chasquido seco después de haber contestado bien a una de las preguntas del profe.

Carletto

2 comentarios:

  1. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  2. Nunca había oído hablar de la chasca y mira que estuve 38 años dando clase. Por supuesto, aunque la hubiera conocido, no se me ocurriría en la vida usar un instrumento de tortura tal. Además, imagínate, yo hablándoles de filosofía, de derechos humanos, de libertad... y en medio, un zurriagazo. Hubiera tenido escraches al segundo día. Y siempre preferí sonreír a mis alumnos cuando hacían una buena pregunta o daban una respuesta correcta que un chasquido.
    De todas formas es bueno que lo comentes sobre todo para no caer en ello otra vez, que todo puede pasar.
    Muy buen post.

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