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lunes, 29 de julio de 2013

Tú te harás mujer y yo arquitecto

Al pensar en una película, lo primero que nos viene a la mente es el argumento; luego los artistas, quizás el director, y ya más difícilmente el autor de la música, el director de fotografía, dónde se han rodado los exteriores y poca cosa más. Pero si nos abstraemos de lo que es el hilo principal, podemos encontrar alguna cosa más. Si somos observadores lo podemos notar la primera vez que vemos la película, y seguro que no se nos pasa si la vemos por segunda vez.



Varios ejemplos de lo que estoy diciendo los tenemos en la gran película "El Graduado". Cuando Dustin Hoffman tiene que asistir a una fiesta organizada en su honor, recién llegado de la universidad, sale de su cuarto y al bajar las escaleras la cámara se para unos segundos en un cuadro donde se ve a un payaso, imagen que refleja con seguridad cómo se siente el joven muchacho. En otra secuencia se ve un pequeño muñeco vestido de hombre rana metido en la pecera que hay en la casa. Creo que el director vuelve a insistir en lo que debe de sentir el chaval, pues está totalmente desubicado en su retorno al hogar.

Los guionistas y directores nos presentan planos y diálogos que, cuando los ves en perspectiva, pueden resultar ridículos. Esto pasa porque se apoyan en conceptos asumidos por la mayoría de la gente en el momento de hacer la película, y que sólo el paso de tiempo hace que se vean ridículos, ya que la ideología, o el sentir colectivo, ha cambiado completamente. No me refiero ahora al Graduado sino a otras muchas cuya calidad es cuando menos cuestionable.

Uno de los ejemplos más evidentes lo tenemos en la película "Canción de juventud", repuesta hace poco en uno de los múltiples canales de la actual televisión. Esta película está llena de estereotipos de la época, pero como botón de muestra me centraré en la última escena.

  • Se encuentran en la recién inaugurada ermita casi todos los que han intervenido en la película. Ha llegado el momento de las despedidas pues Rocío Dúrcal va a iniciar una nueva vida con sus padres, y el guionista pone en boca del enamorado las siguientes palabras"...tú te harás mujer y yo arquitecto..." Lo hace como inicio de la pregunta que va a continuación, en el sentido de si le esperará hasta que puedan casarse, como él la va a esperar.

Estas palabras son el mero reflejo de una época. En los años sesenta aún se creía que el papel de la mujer estaba muy lejos de una profesión, ya que se debía ceñir a la casa y a los hijos. Esto era en el año 1961, pero mucho más entrada esa década y en una serie de entrevistas que hizo el NO-DO (esto ya no es una película) en la universidad de Madrid, se dice también algo muy significativo.

En una de las entrevistas se pregunta a una chica universitaria, cuál eran, en su opinión las desventajas que veía al competir con sus compañeros hombres. Puede que la entrevista estuviera amañada, pero aún me dura el asombro cuando oí "Los chicos tienen mucha más capacidad de trabajo que las chicas". Creo que la respuesta habla por sí sola y no hacen falta más comentarios, pero lo más sorprendente es que era la propia chica la que lo decía.

Han pasado cincuenta años, a algunos les puede parecer un mundo, pero para mí es un suspiro, y afortunadamente todo esto se ha superado.......¿O no del todo?

Carletto

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